Tenebrosa bruja de amor
En el mundo de una bruja ser mariposa no es su ideal porque siendo una soberbia de la esclavitud un sueño no es más que una torpeza bestial, buscar su corpulento galán de flor en flor, bebiendo su néctar dulce de hombría en la sombría, solo lo lleva a raptar como víbora del infierno en un suelo que no es suyo y que aunque no tenga fuego la quema y corta en la plenitud de la pureza antónima a ella. La princesa no está triste y sí tiene sentimientos amigo Rubén y existen ocasiones querido Bécquer en las que las golondrinas por más absortas, oscuras y enamoradas que estén de la Magnolia se dignan en su distanciamiento veraz. Y es así como la bruja fue decapitada con la vista, violada con el aliento, ahorcada con el canto y ahogada etéreamente con el amor. Su soledad no se distingue por algún movimiento literario o por la época que se acontece y peor aún es el espejo de la autora; es simplemente una bruja en busca de su último ósculo que el prodigioso pensamiento se lo dará en el vacío del cúmulo gentío, tomados por la ignorancia de amores de papel, al que siempre pretendió dar un abrazo con un corazón vacío pero lleno de mortíferas bendiciones.
Rosita Quiroz Catuto